No cabe duda que las Mujeres requieren un trato especial... La medicina deportiva no es una excepción a la regla. Es importante que tengamos en cuenta algunos aspectos para optimizar los resultados que buscamos y no se presenten efectos no deseados al momento de realizar una practica deportiva.
Veamos algunos puntos:
Diferencias morfológicas respecto a los hombres
La mujer es más pequeña, el centro de gravedad se sitúa un 6% más bajo que en el hombre lo que le confiere mayor estabilidad. Las extremidades en relación con la estatura son más cortas, lo que equivale a un brazo de palanca más pequeño, que puede limitar su rendimiento en algunas especialidades deportivas, como la natación, por una menor eficiencia mecánica. Otras de las diferencias es la existencia de una cierta convexidad articular en rodillas (valgo o rotación interna). Esta característica condiciona diferencias biomecánicas, que en algunos casos determinan la mayor predisposición a ciertas afecciones como el síndromes femoropatelares, fracturas de estrés y aumenta el riesgo de inestabilidad con una mayor incidencia de lesiones en el ligamento cruzado anterior. Además las mujeres tienen la pelvis más ancha y hombros más angostos.
En la mujer hay mayor porcentaje de grasa corporal y un 30 por ciento menos de fuerza en miembros superiores.
Las diferencias hemodinámicas también son significativas. Tienen el corazón más pequeño, mayor frecuencia cardiaca y un volumen de sangre menor comparado con el del hombre. A nivel aeróbico estos factores determinan que la capacidad aeróbica sea menor en iguales condiciones de entrenamiento. Esta diferencia ronda el 10 por ciento. Los factores hemáticos, representados por un 15 por ciento menos de hemoglobina y un 6 por ciento de eritrocitos, influyen en este aspecto.
Aspectos nutricionales
Si bien suele ser frecuente, no todas las mujeres atletas necesitan suplementos de hierro. Solo aquellos casos que se demuestren a través de laboratorio deberán ser tratados con una nutrición o medicación correspondiente. Solo de esta manera su desempeño deportivo mejorará. De lo contrario la sobrecarga de hierro puede ocasionar problemas por acumulación del mismo en distintos sectores del organismo.
Un tema sumamente importante es la atleta extremadamente delgada, con bajo componente graso. Las consecuencias se pueden ver a través del sistema inmune.
Se disminuye la resistencia, hay un retardo de la recuperación, llegando a la fatiga y en grado extremo, aparecen irregularidades en los ciclos menstruales o ausencia de los mismos. La osteoporosis (disminución de la masa ósea) es un hecho de objetivación en este tipo de atletas.
Existe una triada femenina descripta en las mujeres con un bajo porcentaje de componente graso. La triada es trastornos alimenticios, amenorrea y osteoporosis. Algunos estudios hablan que un porcentaje llamativo de mujeres atletas presentan algunos de estos componentes. Un porcentaje saludable de componente de grasa seria entre un 15 y un 20 por ciento para las mujeres atléticas. Hay que tener en cuenta que la delgadez puede mejorar el rendimiento pero no significa que sea saludable.
Aspectos hormonales
El ejercicio intenso disminuye el nivel de estrógeno, aumenta la testosterona, el cortisol, la somatrofina (hormona de crecimiento) y disminuye las gonadotropinas (FSHYLH) hormonas que intervienen de manera importante en los ciclos menstruales.
Entre el 15 y el 60 por ciento de las deportistas presentan trastornos en los ciclos menstruales (disfunción menstrual, ciclos sin ovulación, amenorrea).
Se ha visto que la disminución en la intensidad del entrenamiento tiene efectos importantes en la recuperación de estas alteraciones. Esta conducta debe ser acompañada de una minuciosa evaluación nutricional realizando las correcciones correspondientes.
Causas de este cuadro
Dr Jose Tomas Ghergo - Médico especialista en Medicina Deportiva.
Diagnóstico por Imágenes Hospital de Clinicas UBA y Triatleta.